Hebreos 10:32-39
Debemos mantener viva la Palabra de Dios en nuestros corazones, meditando en ella constantemente para que no ser sorprendidos cuando llegue el fuego de la prueba. Para poder resistir y entender el propósito de cada tribulación que nuestro Padre celestial nos permite atravesar.
Dios establece en Su Palabra que tendremos que enfrentar aflicción en esta vida, pero también nos asegura que de todas ellas nos librará. Sin las marcas del fuego nuestro testimonio carece de pruebas de la fidelidad de nuestro Dios.
Las victorias en cada batalla fortalecerán nuestra fe y nos darán mayor madurez espiritual.
Cuando salimos ilesos del fuego y de la tribulación estamos más que calificados para hablarle al mundo de fe, de fortaleza y de un Dios que libera, sana, bendice y salva.