PRG
2 Timoteo 4:16-18
El apóstol Pablo, quien había ministrado a las multitudes escribe en esta carta que se encontraba desamparado y literalmente solo. Pero es en esta situación en la que el apóstol descubre que cuando todos te dejan, es cuando Dios se hace más presente en nuestras vidas. La soledad es el preámbulo de los más grandes milagros que podremos experimentar en nuestras vidas.
A veces hay tanta distracción a nuestro alrededor que Dios necesitará apartarnos en soledad para lograr nuestra atención e instruirnos.
Cuando te sientas abandonado por el hombre no te desanimes, entiende que Dios ha comenzado un proceso del cual saldrás victorioso, fortalecido en tu fe y con una visión más clara de Su propósito en tu vida.
Vendrán momentos en que te sientas solo y abandonado, pero Dios estará allí contigo. Quizás no veas a nadie contigo en esa habitación de hospital o en lo íntimo de tu habitación mientras lloras, pero el Rey de reyes y Señor de señores está allí contigo, pues en la ausencia humana es cuando el favor divino aparece.
No debemos aferrarnos al hombre sino a Dios. La soledad es un lugar de adiestramiento, donde Dios te lleva para mostrarte Su gloria. Si estás solo prepárate para ver lo que Dios hará en tu vida.
Su presencia no te va a exonerar del frío, de la oscuridad o de sentir temor ante el peligro, pero puedes tener la seguridad de que el Padre celestial te protegerá y nada de esto destruirá tu vida
David, Pablo, Moisés, el mismo Jesús y otros grandes héroes de la fe tuvieron momentos de soledad, donde vieron la gloria de Dios porque el Padre celestial nunca se apartó de ellos. Si te sientes en soledad aunque estés rodeado de personas, no te asustes ni pierdas la fe debes porque estás en la antesala de tus mayores milagros.