PRG
Exodo 7:3-4
Jehová endureció el corazón del faraón para mostrar Su poder a un pueblo que necesitaba confiar en el Dios que le sustentaría en el desierto, y del mismo modo hoy, nuestro Padre celestial crea situaciones hostiles a nuestro alrededor para enseñarnos a depender de Él.
A veces nuestros problemas no son para pelearnos con nuestros hermanos o ponernos a llorar, sino para que cambiemos nuestra perspectiva y nos preparemos para ver Sus maravillas obrando a nuestro favor, mientras somos guiados al plan que Él ha trazado para nuestras vidas.
Si de tu propia familia has sufrido abandono, persecución o abuso recuerda la historia de José; mientras más lo maltrataban, más lo acercaban al lugar de su asignación divina. La Palabra relata en Génesis 45:5 que José perdona a sus hermanos y les dice que todo lo que ellos le habían hecho era plan de Dios para preservación de Su pueblo. “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”.
El mismo Jesús fue rechazado por los suyos y esto era propósito de Dios como revela Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”.
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. Isaías 43: 3.
Jesús tenía que pasar por el desprecio de los hombre para cumplir Su propósito, y lo mismo pasa contigo.
Dios permite que el hombre te desprecie para que reconozcas el valor de Su amor, y dentro del contexto del amor de Dios sufriremos persecución, calumnias y rechazo por gente a quienes amamos, lo cual lo hará más doloroso, pero si eres despreciado por los hombres serás acogido por Dios. Nunca estarás solo pues su Palabra dice “Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá”. Salmos 27:10