Pastor Ruddy Gracia

Hebreos 12:1-2

Carácter

Dios ha trazado una carrera en nuestras vidas que debemos correr legítimamente, la misma no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Nos es para competir con nuestro hermano, sino con nosotros mismos. La Palabra nos dice que la única forma en que podemos ganar esta carrera es despojándonos dedel “peso y del pecado”.

Muchos han aprendido a avanzar despojándose de la practica del pecado que cometían antes de seguir a Cristo, pero la gran mayoría no ha aprendido a despojarse del peso.

Hebreos 12:1 hace una distinción muy clara entre el “peso y el pecado”, enfatizando que no son la misma cosa. El peso que nos asedia comprende aquellas cosas que, quizás no son malas y que hasta fueron buenas en una etapa de nuestras vidas, pero que debemos aprender a soltar para seguir avanzando hacia la meta.  

Tal como los cohetes que necesitan turbinas para despegar y luego las deben soltar para seguir subiendo, tenemos que soltar aquello que ya no nos sirve para avanzar.

Hay cosas que inclusive, Dios nos da como bendición y más adelante se convierten en carga. Por tal razón Jesús dice en Mateo 19:29 “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”

Debemos aprender a cortar cualquier cosas que obstaculice la misión que Dios nos ha encomendado.  Necesitamos discernimiento y sabiduría para dejar atrás relaciones, cambiar actitudes o cortar con trabajos a fin de cruzar esa meta. 

Cada uno de los héroes del la fe que detalla Hebreos 12 tuvo que dejar cosas atrás  y sacrificar sus deseos para hacer la voluntad de Dios.

Para despojarnos del peso, aligerar nuestras cargas y correr legítimamente la carrera debemos hacer lo que nos recomienda Hebreos 12:2 “ Puestos nuestros ojos en Jesús”.   Aprendamos a establecer prioridades, Dios es más importante que la casa el trabajo o la familia, todo se alinea de la manera correcta cuando aprendemos a poner a Dios en primer lugar.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Colosenses 3:1-4

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