1 Corintios 1:25-29
Dios quiere hacer de nuestras vidas Su mensaje al mundo. Más que nuestras palabra el Padre celestial quiere que la gente pueda ver Su gloria a través de ti y de mi.
Así como la vida de Jesús fue mensaje de Dios a Su generación. Sus hechos, Sus obras y Sus experiencias evidenciaban al Padre. Por eso 2 Corintios 3:2-3 dice “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”.
No solo vamos a predicar la Palabra de Dios, sino a evidenciarla a través de nuestras vidas. Vas a evidenciar los efectos de la Palabra.
Cuando la gente vio a Jesús sanar a un enfermo entendió que Dios tiene poder sobre la enfermedad, cuando vio a Jesús resucitar un muerto no podía poner en duda que un día resucitaría a los muertos, cuando la gente vio a Jesús morir en la cruzno podían poner en duda el sacrificio y el amor de Dios por la humanidad, y cuando resucitó pudo entender que Dios era todo poderoso y que un día nosotros también resucitaríamos con Él, porque Él era el mensaje, era el verbo de Dios, la Palabra de Dios hecha carne, y así mismo tu eres la carta de Dios para tu familia, a tus amigos, y en tu entorno. La gente mira el evangelio e interpreta el favor de Dios a través de tu testimonio.
Pero la pregunta es ¿Por qué Dios permite que atravesemos afliccionesy tribulación?, la respuesta es, para que cuando la gente nos vea triunfar, levantarnos del polvo, del dolor o la ruina financiera sepa que no fue por nuestro talento, sino por el poder y por la excelencia de la gloria de Dios.
2 Corintios 4:7 dice “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”.
Dios usa lo simple del mundo para convertirlo en algo extraordinario, escoge al menos calificado, lo unge, lo fortalece y lo levanta, avergonzando al fuerte y al calificado.
Así será contigo; esa tribulación por la que puedas estar atravesando es el preámbulo de una mayor gloria, para que el mundo pueda verlo a Él a pesar del barro que somos tu y yo.