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PRG

Ezequiel 37: 9-14

Hay situaciones tan difíciles en la vida que en algún momento pueden hacernos sentir que todo está perdido, sin reparo o muerto.

Quizá sienta que está frente a un valle de huesos secos, tal como sucedió en Ezequiel 37, capítulo donde él mismo Jehová manda a profetizar aliento y vida sobre dichas osamentas, hasta que se levantaron de manera sobrenatural en cuerpos vivientes.

Es desconcertante y hasta ilógico que estando bajo la protección, la tutela, el manto y la voluntad de Dios, Su pueblo pueda ser atribulado, desmembrado y golpeado.

En medio de esos vientos en contra, son muchos los que seguramente dicen, “Jehová no está contigo”, pero es totalmente falso, porque la Biblia dice que “muchas son las tribulaciones del justo, pero de todas ellas te librará el Señor”.

Por la tanto es muy cierto que podemos ser atacados, perseguidos y derribados, pero una realidad mayor es que el Señor que nos guarda y pelea por nosotros. Jamás nos dejará tirados; podemos estar seguros que nos tomará de la mano,  nos proveerá y levantará de cualquier profundidad a la que hayamos caído.

En 2da de Corintios 5:9 dice, “atribulados en todo, mas no angustiados, en apuros mas no desesperados, perseguidos mas no desamparados, derribados pero nunca destruidos”.

Nunca olvide que el enemigo le atacará de una u otra forma, pero jamás puede destruirle, más Dios, pase lo que pase, en su infinita misericordia siempre le sacará de esa adversidad y lo pondrá de pie nuevamente.

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