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PRG

1 Samuel 9:15-20

Cuando Saúl salió en busca de las asnas que se le habían perdido a su padre jamás pensó que aquella acción le llevaría a ser el primer rey del pueblo de Israel. Los pequenõs retos, que quizás consideres insignificantes son los que te llevarán a alcanzar  aquellos grandes sueños que Dios tiene reservados para ti. Saúl tuvo que obedecer a su padre en lo que parecía absurdo, para encontrarse con el propósito glorioso que Dios tenía reservado para él.

Si no has visto el cumplimiento de todo lo que Dios te ha prometido sigue luchando y obedeciendo en cualquier reto, por insignificante que parezca, porque cada uno de ellos tiene el propósito de procesar y formar tu carácter a fin de que puedas alcanzar y mantener todo aquello que Dios ha determinado para ti.  

Hay una cita divina para el día donde Dios te va a promover, para el día donde la unción te abrirá camino hacia cualquiera sea la esfera en que Dios te ha prometido brillar, pero antes de que llegue ese día tendrás que aprender a ser fiel a las cosas que estás viviendo hoy.

Si Dios como a Saúl te tiene persiguiendo burros, trata de ser el mejor en el asunto.

Mientras persigues tus burros no te desanimes, no pierdas las esperanzas, no hagas las cosas a medias, no te desvíes, no te distraigas, no desistas y jamás pienses en volver atrás; más bien entrégate de todo corazón, sin escuchar a nadie que no te motive a seguir a delante, hacia lo que Dios tiene para ti.  Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.

Sigue creyendo que Dios tiene un final feliz, sigue creyendo que la Palabra decretada por Él ha de cumplirse en tu vida.

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