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Isaías 41:1-4
Cuando damos a Dios el primer lugar colocando nuestras prioridades en segundo plano, el Señor se complace en bendecirnos. Su gloria se hace una realidad en todo lo que hacemos permitiéndonos experimentar prosperidad y vida abundante en cada área de nuestras vidas.
Pedro estaba frustrado, tratando sin éxito alguno de pescar para su sustento, pero llegó Jesús y le pidió la barca para predicar mientras Pedro espera. Después que Jesús recibe lo que pidió, entonces le habla a Pedro diciendo boga mar adentro y echa la red. Fue entonces cuando sucedió el milagro de la pesca milagrosa, después que Jesús fue satisfecho. Si quieres ver la bendición de Dios fluir en cada aspecto de tu vida debes aprender a poner a Dios primero en todo; y esto incluye tus finanzas. Nuestras primicias son una maravillosa oportunidad de demostrarle que Él es primero.
Mateo 6:33 dice “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Si quieres la añadidura debes ponerlo en primer lugar, pues el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas.
La viuda de Sarepta que relata 1 Reyes 17:8-12 pensaba, “yo y mi hijo vamos primero”, sin embargo el profeta le dice no tengas temor, ve, haz como dices, pero hazme de comer a mí primero. En ese momento Elías representaba a Dios. Ni tu hambre ni sustento va primero, Dios va primero; no porque te castiga si dejas de darle el lugar que le corresponde, sino porque si lo haces te bendice en gran manera. La mujer creyó, puso a Dios primero y tanto el aceite como la harina se multiplicaron, no le faltó alimento mientras duró la sequía en la región.